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viernes, 5 de octubre de 2012

Flipo en colores

Aunque creo que estoy empleando mal la expresión, me gusta más esa que otras que emplean aquí como alucino pepinos, o la que yo usaba hace mil años "estoy anonadada"; en fin, el caso es que sigo en shok por las cosas que me pasan y que creo, a nadie mas le suceden.


El año pasado o a principios de éste, no recuerdo la fecha exacta, me topé con una mujer en la calle que me pidió una dirección. Ella vivía en un pueblo francés cerca a Perpinyà y resultó ser india como yo, por tal razón, además de indicarle el sitio preciso que buscaba, charlamos un poco y como me dijo que venía de cuando en cuando por estos lares pues aproveché para darle mi tarjeta de presentación y quedamos en que me llamaría para que le leyera las cartas la próxima vez que viniera. Nunca lo hizo.
Pero un día, pasados dos o tres meses del encuentro me llama a mi móvil. Como era viernes me acuerdo que me alegré un montón pensando en que se me había compuesto el fin de semana ya que tendría un dinerito extra, pero cual sería mi decepción cuando me cuenta que estaba trabajando en Madrid y lo que pretendía era un consejo y de ser posible que le hiciera algún ritual para ayudarla. (En ningún momento me pidió el número de cuenta para consignar el valor del ritual) 
La oí tan desesperada que sentí pena y le animé a que me contara que le pasaba para ver como podía ayudarla y me dice que estaba trabajando en un club hacía una semana pero que no se había podido ganar nada. Yo no me enteraba del asunto y le contesté que tranquila, que tenía entendido que aquí pagaban cada mes, que podía pedir un avance y así aguantar hasta que le pagaran el sueldo.
Me corta diciendo: -No, no, usted no me entiende, es que estoy trabajando de puta.
Traté de que no se me notara la impresión y le repliqué que daba igual el trabajo, que de todas maneras le planteara al jefe lo del avance.
-Eso no funciona así. Yo tengo que pararme en la calle, a la entrada del local pero no he podido conseguir ningún cliente porque no sé como hacerlo ya que es mi primera vez, además ya tengo una edad y aquí las prefieren jóvenes y rumanas.
Le contesté que no comprendía bien qué pretendía de mí.
-Necesito que me ayude, que me diga cómo hago para atraer clientes y que también me diga o haga un ritual para eso mismo.
Para no hacerlo más largo baste decir que no sólo le hice el ritual sino que también le di algunos truquitos de seducción. 
Días después me llamó agradecida a contarme que le había funcionado pero que ella no estaba hecha para ese trabajo, que se encontraba nuevamente en su pueblo y que ya se las arreglaría de otra forma.
No he vuelto a saber nada más de ella. Espero que esté bien.

Ayer salí de clase y venía caminando tranquilamente por la acera cuando me adelantó una chica muy joven. Lo primero que me llamó la atención de ella fue que encendió un cigarrillo y empezó a fumar tranquilamente. A los pocos pasos se detuvo para buscar algo en su bolso y yo la rebasé, pero en esas me mira y me dice: -¿Estudias en la EOI? Le contesté que si y entonces aprovechó para iniciar una conversación.
Fue lo segundo que me extrañó, porque aquí la gente va a su bola y nadie se mete con nadie.
Me contó que estaba en primero de bachillerato, hablamos sobre las pruebas de selectividad, le expliqué como era en mi país el cuento y el curso de la charla me llevó a preguntarle si deseaba entrar a la Universidad y qué carrera le gustaba. -Si paso, estudiaré educación social. Le contesté que la hija de mi adosado había estudiado lo mismo y que ahora trabaja en un centro de rehabilitación para drogadictos. Y entonces muy seria me dijo: -Yo quiero trabajar con niños. ¿Niños especiales? pregunté. -Mas o menos, niños maltratados, me contestó.
Me quedé mirándole esa carita angelical y le dije:
-Eres muy berraquita, se necesita sangre fría y nervios de acero para poder tratar con personas maltratadas y más si son niños, yo no podría. Soy abogada y si llevé dos casos penales no fui capaz con tres, sobre todo por el drama humano que encierran; a las clases de delitos tales como lesiones personales, abusos y violaciones prácticamente iba dopada.
Entonces bajó la voz, me miró fijamente y me dijo: -Es que yo viví en un centro de menores dos meses.
Le pregunté si había sido por problemas con sus padres, o era huérfana, o cual era la razón.
-Es que mi padre abusó de mí durante dos años y mi madre no me creía, así que llegó un momento en que no aguanté más y me fui de la casa. En el centro me ayudaron mucho y ahora por fin mi madre entendió y se dio cuenta la clase de hombre que es mi padre y ya estamos viviendo juntas otra vez, pero lo denuncié y estoy en vueltas con abogado, psicólogo, etc., es un rollo todo el proceso.

Estuvimos hablando 45 minutos paradas en la calle mientras ella me contó con pelos y señales el horror por el que había pasado de los 12 a los 14 años; yo también le abrí mi alma y le hablé de mis taras por el alcoholismo de mi papá y como hasta ahora considero que tengo una relación de pareja sana. 
Concluí que lo mejor es que no miremos atrás para que no nos volvamos estatuas de sal, olvidemos lo malo que hemos vivido y confiemos en que el futuro nos traiga sólo momentos gratos.

Ya hemos sufrido mucho y no nos merecemos volver a sentir miedo y dolor.

4 comentarios:

Novicia Dalila dijo...

Así me gusta verte, parce. Positiva. Verdad que es una gozada cuando hablas con desconocidos y te comunicas? Yo lo he hecho muy a menudo y siempre he salido reforzada. Compartir. De eso se trata.

Un beso muy fuerte y feliz finde, parcerita <3

Sergio dijo...

Pues sí que es verdad que la gente no suele hablar tanto por aquí pero la crisis se nota hasta en eso. La desesperación se amplia y hay más necesidad en muchas personas que se quedan solas de hablar con alguien, aunque sea un extraño-a. Todas esas historias sórdidas casi siempre me pillan lejos, como si fueran relatos de las novelas o inventos del períódico pero están por todos lados. Otra cosa es que la gente esté por contarlas o por contárselas a cualquiera. Yo también he hablado con bastante gente desconocida últimamente. No sé si eran casos tan dramáticos, eran más bien gente extraña con ganas de contar algo aunque no fuera verdad. Qué interesante historia. O historias.

Annie dijo...

Parce tanto como gozada...
A mí me deja un sabor agridulce, me conmueve que yo tenga cara de persona en la que se pueda confiar, pero al mismo tiempo por lo inverosímil de la situación me deja en shock y eso no me gusta, ya sabes como soy cuando de comerme el coco se trata y ésto me pone a mil!!!

En cuanto a lo de compartir coincido plenamente contigo.

Un besazo parcerita de mi alma y feliz inicio de semana

Annie dijo...

Sergio a mí también me rondó la duda por un instante de que fueran historias inventadas, pero el tono de voz de la que me llamó, o el semblante de la muchacha con la que me quedé hablando después de clase, no dejan mucho margen para pensar que sean el par de locas que me tocaron a mí, se les sentía auténticas y que sus historias eran veraces.

Lástima que yo no escriba novelas como tú, porque ahí tendría buen material.

Un besazo cargado de energía positiva