Busca en mi blog o donde quieras

lunes, 28 de octubre de 2013

Me dejo ir...

Tengo muchos defectos, pero si algunas virtudes puedo rescatar de mi personalidad, es que soy agradecida y leal. También podría decir de mí que cuando quiero a alguien, le quiero con todo el paquete incluido.

Estoy convencida que desde el inicio de mi relación con mi adosado y hasta hace un par de años, él me quería más a mí que yo a él; ahora creo que se le ha dado la vuelta a esa tortilla... 
Lo que me angustia no es que yo sienta que ahora lo quiera más, sino que el aumento de mi amor por él sea directamente proporcional a su abandono, desprecio, o desamor por mí.

Son pequeños (y grandes) detalles que voy sumando poco a poco hasta llegar a esa conclusión, de los cuales sólo citaré aquí el último, mas que todo para no olvidarme, para que algún día en el futuro lo vuelva a tener presente.

He empezado a hacer dieta y ejercicio (caminar) por enésima vez, ahora es por necesidad, porque de seguir como voy, pronto no tendré que ponerme.
Lo bueno es que en esta ocasión tengo una amiga sumada a la causa, eso me motiva más, pero el sábado me llamó para decirme que no podía acompañarme en nuestro paseo habitual y decidí que no me apetecía salir a caminar sola, cosa que he hecho siempre pero no me gusta, nunca me ha gustado.

Mi adosado empezó a pincharme. 
-Deberías salir a caminar.
-La M me ha llamado que no puede ir hoy.

Al rato.
-¿Por qué no vas a caminar?
-Hoy no tengo ganas.

Media hora o una hora después.
-En vez de estar aquí echada deberías ir a caminar.
-Si me acompañas, voy encantada.
-Yo no tengo ganas, además la que necesita caminar eres tú. (Él también lo necesita pero no le dije nada)

Cuando despertó de una larga siesta.
-¿No has ido a caminar? ¡Eres una vaga!
-C por favor, te lo digo de buena manera, ¡no me jodas más con eso!
Y acto seguido me fui a mi habitación a llorar y a revolcarme en mi propia mierda...

Duramos enfadados todo un día. Dormimos culo con culo y nos pasamos todo el tiempo hablándonos casi con monosílabos. 
Yo también, como cosa rara, recordando todas las veces que me ha hecho pasarlo mal, sus salidas de tono, los malos entendidos, las veces que me ha hecho sentir humillada, todo lo que dejé atrás por él, en fin, como ya he dicho, me revolqué en mi mierda y lloré a escondidas todo lo que pude. Él no se dio por enterado.

Ayer después de comer mientras veíamos el telediario le cogí la mano e hicimos las paces. Un beso y se durmió. Siempre se duerme en el sillón viendo la TV.

Me quedó dando vueltas ese desencuentro y cuando despertó ya noche, le pregunté:
-¿Tan difícil era disculparte?
-Yo no era consciente que te hubiera hecho algo malo.
-Pero sabías que yo estaba enojada y dolida por lo que me dijiste.
-Sí, pero pensé, ya se le pasará...
-Y sabiendo que con sólo decirme "lo siento" todo estaría bien, ¿me dejaste sufrir todo un día?
-Sabía que te estabas haciendo tus películas, pensé que le den... Risas (sólo suyas)

No le contesté, ya no dije nada más, no tiene objeto. 
Y es que una se empieza a cansar. 
De las promesas, del amor, de la vida.
Y entonces es cuando una se deja ir, y ya no espera NADA...

3 comentarios:

Sergio dijo...

Bueno, también es mucho pedir que un hombre o todos los hombres sientan igual que una mujer. somos distintos, eso ya lo tengo claro. Está claro que él no empatiza con lo que sientes y le parece algo nimio. Que entienda lo que te afecta algo así es como explicarle a un niño de dos años una raíz cuadrada. Puedes aceptarlo y vivir mejor o resistirte y vivir llorando. Para pedir disculpas por algo tienes que ser consciente de que has hecho algo malo y tu adosado me parece a mí que en ese terreno... pues no da(lo que no significa que no sea un genio para otras cosas como todo el mundo). Yo hace tiempo que estudié que las mujeres se leen distinto que los hombres y aprendí a hacer esas pequeñas concesiones y a preguntar pero no siempre ni en todo momento. Si él estuviera todo el tiempo por ti tu pasarías de él. Es difícil mantener el equilibrio.
De todos modos en algo tenía razón... Tenías que haber ido a caminar sola. Con música o lo que fuera. A lo mejor te acababa acompañando alguien.
Besos.

Annie dijo...

S no pillaste el quid del asunto, o tal vez no me supe explicar.

Lo que me jodió en primera instancia fue el tono como me lo dijo, pero lo que realmente me dolió, fue el hecho de que sabiendo que yo sufría, no hizo nada por remediarlo. Si yo no doy mi brazo a torcer para hacer las paces, esta sería la hora que yo estaría hecha polvo (que algo sí estoy) y él tan tranquilo dejándolo estar. En cambio yo no soporto verlo a él sufriendo, siempre estoy pendiente de él, haciendo todo lo que puedo para hacerlo feliz, pero parece que no es suficiente...

Besos

Anónimo dijo...

Lamentablemente es imposible llegar a ese "no esperar nada", porque si se llegara se estaría en paz, al menos con esa persona. Uno siempre espera algo.
Saludos