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miércoles, 28 de octubre de 2020

Hay días en que somos...

M es insufrible, tiene un punto de mandona que no soporto y lleva casi todo este año haciéndonos la vida a cuadritos por su manera de ser, se cree que porque es la coordinadora del grupo eso le da el estatus de jefe, y tal vez en otra época cuando las relaciones laborales eran piramidales se diría que lo es, pero ahora con esto de que todo son derechos y casi nada obligaciones pues las cosas son a otro precio, y por mucho que se esfuerce en hacernos entrar en vereda, nos le salimos de madre hace tiempo. 

Según el contrato de trabajo los fines de semana los tenemos libres, pero por necesidades del servicio convenimos que iríamos un sábado al mes, por tanto, de lunes a viernes trabajamos media hora menos. La semana pasada nos ha informado que quizás tengamos que ir a trabajar dos sábados al mes ya que la situación de la COVID-19 así lo amerita, pero que podíamos estar tranquilas porque nos reconocerían un día compensatorio por cada sábado adicional que hiciéramos. 

Ayer nos pusieron a doblar sobres para enviar una circular a la gente de la tercera edad acompañada de un sobre de semillas, (ya no saben en qué gastarse el presupuesto antes que se acabe el año) y de pronto sin venir a cuento M dice:
-Yo no era así, lo dijo como para sí misma pero tanto S como yo la oímos perfectamente.
-¿Así cómo, qué quieres decir? Le pregunté.
-Que antes me reía más...
Seguimos doblando los sobres en silencio y salí antes de terminar el turno, pero toda la tarde estuvo dándome vueltas esa frase y sentí tanta pena por ella que hasta lloré.

Esta mañana me enteré que no está claro lo de los compensatorios de los sábados, si eso es así, que no cuenten conmigo.
Creo que M seguirá sin reírse por lo menos este resto de año.

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