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martes, 3 de julio de 2012

Apegos...



"Fue un invierno inundado de calor y al verano llegó el frío.
Fue tu miedo a dejarte querer y conocer, 
fue mi lucha a estar contigo...
Y sino fuera porque he tatuado tu nombre en mi piel
yo pensaría que fuiste un sueño,
será imposible no echarte de menos...
Y yo sueño contigo,
contigo y conmigo..."


El Apego es una actitud que sobrestima las cualidades de un objeto o persona y después se aferra a ella. Cuando tenemos apego, proyectamos sobre las personas y los objetos cualidades que no poseen, o exageramos las que poseen.
Buda dijo en el Dharmapala: El apego surge de concepciones erróneas, por tanto, reconócelas como su raíz,  evita las conceptualizaciones y el apego no surgirá.

Se supone que a lo largo de nuestra vida nos tenemos que ir liberando de los apegos, para que cuando nos llegue la última hora nuestro corazón pase la prueba de la pluma de Maat. (Según los egipcios, para acceder al reino de los muertos, el difunto era llevado ante Osiris, sentado en su trono y rodeado de 42 jueces, Osiris presidía la ceremonia del peso del alma. Primero el difunto debía jurar que no había cometido ningún pecado a lo largo de su vida, que nunca había hecho ningún daño... Thot, dios de los Escribas, tomaba nota. Para saber si el difunto decía la verdad, colocaban su corazón en uno de los platillos de una balanza. En el otro se ponía la pluma de Maat, Anubis vigilaba el peso. Si los platillos se equilibraban era prueba de que el difunto se había portado bien, entonces le devolvían su corazón y podía entrar en el reino de los muertos. Si la balanza se inclinaba del lado del corazón, Ammit, monstruo de cabeza de cocodrilo y patas traseras de hipopótamo, devoraba el corazón. El difunto sufría así el peor de los castigos, no entrar en el Más Allá.)

No estoy pensando en morirme ni mucho menos, simplemente me he percatado que no todo lo que brilla es oro y que no es conveniente conservar ciertos apegos, (otros si y por eso sigo soñando con ellos) que debo disfrutar lo que tengo, amar y dejarme amar como me aman, ni más, ni menos...

1 comentario:

Sergio dijo...

Sobre los apegos decía el filósofo Montaigne que él se ausentaba de ciertas personas y cierta familia cercana un tiempo para acostumbrarse a estar sin ellos. Supongo que eso no es lo más recomendable porque así ni se disfrutan cuando están vivos ni se disfrutan mucho menos luego. El único presente en el que podemos hacer algo por nuestra felicidad es ese en el que no calculamos demasiado pero es tan difícil simplemente dejarse llevar por ese carpe diem...
Los apegos no pueden ser muy fuertes porque pueden quemar al otro-a así que conviene que sean otra cosa, más que apegos amor o cariño pero que el goce no se convierta en vicio. Besos