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lunes, 5 de noviembre de 2012

La Biblioteca Piloto es todo un modelo de 60 años

No fue por azar que la Biblioteca Pública de Medellín para Latinoamérica llegara a la capital antioqueña como modelo para Norte y Suramérica.
Si no hubiera sido por las gestiones de José Manuel Mora Vásquez, embajador de Colombia en París en la década del 50 y delegado permanente del país ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, y por José Ramírez Johns, papá de la artista Dora Ramírez y miembro de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, el proyecto piloto de la Unesco quizás hubiera ido a parar a alguna ciudad de Brasil, Perú o Venezuela.

Esto fue hace 60 años, explica Gloria Inés Palomino, directora de la Piloto, cuando el poeta mexicano Jaime Torres Bodet, segundo director de la Unesco, presentó el proyecto en la asamblea continental de Brasil en 1952, de unas bibliotecas públicas, una por continente, con el fin de promover la educación y la alfabetización en pro del desarrollo de los países subdesarrollados.

La primera se hizo en Nueva Delhi y la segunda le tocó a Medellín según documento firmado en París el 10 de noviembre de 1952. Dos años después, en una casa en La Playa frente al Instituto de Bellas Artes, comenzó a operar, y un año después pasó a ocupar la actual sede sobre la autopista en el cruce con la calle Colombia.

El periódico El Colombiano dialogó con su actual directora.

¿Qué implicaba ser modelo para el resto de los países?
"Implicaba dar un cambio. Veníamos de una modalidad en la que las bibliotecas estaban muy pegadas de los centros eclesiásticos, de las universidades. Estas nuevas que impulsa la Unesco como piloto deben cumplir con una serie de manifiestos, todavía hoy, donde se señala cómo debe ser su servicio, cómo diferenciarse de las demás. Esa es la primera misión. Primero el programa de alfabetización, la estantería abierta, la relación de la educación y la cultura".

¿Cómo empiezan estos programas?
"Se empezó con el programa El libro busca al lector. Se trae la primera unidad móvil que sale a caminar por las calles de Medellín, sube por las montañas, lleva el libro a las fábricas y cafeterías. Se abren bibliocafeterías y de ahí se empieza a tener un gran programa descentralizado. Tenían 60 puestos de lectura regados por la ciudad y unas colecciones muy grandes".

La Piloto ha sido un icono para la ciudad, punto de encuentro y de tertulias... 
"Eso permanece. Y tiene una ventaja: muchas lo aprendieron a hacer. La obligación de la Piloto no es seguir repitiendo; si ya fue capaz de hacerlo y lo enseñó a hacer, se ensaya en otras cosas. Nosotros ensayamos y aprendemos mucho".

¿Dirigen ustedes todas las bibliotecas de la ciudad? ¿Cuántas son?
"Sí, y así no se dirijan todas, todas se quieren parecer a la Piloto. Es algo muy bello. Somos ejemplo. En total son 22 bibliotecas que son de la Alcaldía de Medellín, donde están nueve parques biblioteca, las bibliotecas de proximidad que son de corregimientos y barrios populares. Pero además ayudamos con varios centros de documentación. En nuestra base de datos tenemos a Planeación Municipal, el Centro de la Memoria, el Centro de Medio Ambiente y tenemos una alianza para el área metropolitana".

En esta era digital, ¿cómo se defienden los textos?
"Hay muchas cosas que están pasando. Una, el papel sigue permaneciendo, el libro sigue estando. Hay unas generaciones que siguen viendo los materiales en papel. Y otros, como la generación digital, que nació leyendo de otra manera. Lo importante es que siguen leyendo".

¿Cree que van a desaparecer los libros impresos?
"No lo creo y no me preocupa. De hecho las bibliotecas siguen creciendo, como la de Francia y la del Congreso en Estados Unidos donde siguen haciendo edificios, siguen siendo guardadores de la memoria".

¿Cómo van a conmemorar estos primeros 60 años? 
"Serán una serie de actos. Primero tenemos una exposición que abrirá el 26 de noviembre con 70 artistas que han expuesto a lo largo de estos años. Desde hace dos años venimos adelantado una recopilación de la memoria. Otra novedad será la digitalización de las fotos propias de la Piloto que pronto pondremos en la página web".

Recuerdo aquellos días en este mágico lugar...
Las horas no pasaban, el tiempo adentro se detenía y cuando hablábamos lo hacíamos en un susurro.
Fue mucho lo que leí, estudié y hasta soñé a través de los libros encontrados entre sus paredes y lo mejor fue cuánto aprendí!!! 
Gracias por todo y en hora buena mi querida biblioteca Piloto.

4 comentarios:

Novicia Dalila dijo...

Todo lo que sea difundir cultura y amor y afición a la lectura es valiosísimo. La cultura es la base de todo y la única opción si se quiere ser alguien, aunque sea sólo para uno mismo.
A mí mencantan las bibliotecas, Parce. Ese silencio, esa paz... Cuando estudiaba solía ir a la de mi barrio. N. ha heredado este gusto mío y, de hecho, ella sólo puede estudiar en una biblioteca, no en casa. Se va a cualquiera de los alrededores, a las de la facultad y cuando tiene tiempo, a una que hay cerca del Retiro que al parecer tiene esa "pinta" clásica, con los puestos individuales y la típica lamparita verde en cada uno... Dice que hay cola para entrar y ella, cuando tiene tiempo se va allí porque le encanta.
Nunca he ido a la Biblioteca Nacional de Madriz, que está en plena Castellana y es preciosísima por fuera. Y tengo unas ganasssss. A ver si convenzo a la familia para ir un día. Ya te contaré ;-)

Un beso muy fuerte, Parce.

Sergio dijo...

A mí no me gustan las bibliotecas, las odio, los libros y yo no tenemos nada que ver. ¿Te lo has creído? Imagino que no. Porque si para los peces es el agua para mí son las bibliotecas. Me gustaría vivir en una y cuando cerrasen quedarme dentro a dormir y pasearme por sus pasillos en silencio y entre estanterías mirando títulos, autores, temas... Y además me gsuta saber que nunca podré leerlo todo así que siempre me quedará algo por hacer. Aquí estoy en una que no me cansa nunca y luego tengo la central de la que no se nada y está en Barcelona, un lugar dónde iba en tiempos universitarios y tenían documentos que había que pedir con mucha antelación y te traían en un carrito al cabo de dos horas. Libros manuscritos por gente que murió hace varios siglos. Bueno,e sos no me los prestaban a mí. Las bibliotecas son el equipamiento más votado positivamente por la gente en general. Por desgracia por aquí ya van llegando los recortes. No sé muy bien como irá todo en esa Piloto pero aquí se pierden subscripciones a revistas y diarios o se compran menos documentos. Esta situación parece que no vaya a acabar nunca.
Pero soy optimista mientras sigan abiertas. El ebook nos va a cambiar incluso estos espacios.
Besos y que tengas un buen día.

Annie dijo...

Parce precisamente cuando leía el artículo que les comparto en este post, me acordé de tu N, pues ya me lo habías comentado alguna vez.

Opino como vos, la cultura es la base de todo y las bibliotecas son las pioneras y grandes promotoras de la misma. A mí también me encantan y confío en que cuando vaya a Madrid entre los miles de programas que tenemos pendientes para hacer, uno sea ir a La Castellana para que conozcamos juntas la Biblioteca Nacional de Madrid.

Un besazo parcerita de mi alma y mi cariño por siempre

Annie dijo...

Sergio estás muy chistosito jajajaja
Obviamente no me lo creí pues tú y yo en ese aspecto somos igualiticos!!!!

Claro que a mí tanto como a quedarme a dormir en una biblioteca, como que no, me da miedo, así que no exageremos. Pero si comparto lo que dices respecto a que cuando miro los títulos pienso en que jamás podré leerlos todos así quisiera. También me hiciste acordar del carrito, que en mis tiempos era de madera, que bonito...

Por fortuna para sus habitantes, en Medellín las bibliotecas son una prioridad y la Biblioteca Pública Piloto es la que está a la cabeza, así que los recortes no creo que por ahora le toquen.
Todavía no uso el e-book.

Besos cargados de energía positiva