Tuvo la oportunidad de borrar el punto y aparte, de devolverse, de corregir el error, de quedar como una reina. Y no. No le dio la gana.
Más re-pintó el punto final y sacó una sonrisa llorona.
Se había equivocado, pero con la cabeza en alto y el pelo brillantísimo, como si fuera un sol.
6 comentarios:
Es que parece que equivocarse es un pecado contra la humanidad cuando no hay día en que no lo hagamos de una forma u otra. Hace poco me preguntaba qué sentido tiene el error. Por qué existe. Está claro que nos servimos de él para aprender. Me gustaría aprender de un modo menos desagradable pero es lo que hay. Y el arrepentimiento sí que me parece un sentimiento estéril en un noventa por ciento de las veces. Besos.
Me gustó mucho Annie.
Oye, si quieres, estás invitada a El Microrrelatista.
Un beso.
Puis si,
apechugar con los errores,
no intentar colocárselos
al del al lado
ni maquillarlos con excusas.
Un saludo
Parce, ya sabes que marcha atrás, ni para tomar impulso (anda que no me lo has dicho tú veces¡¡¡), así que, a lo hecho, pecho, y nada de purgar toda la vida por lo mismo....
¡¡¡Tú si que eres un sol¡¡¡
(yo tb, pero yo lo traigo de serie ;-)
Un beso enorme, parcerita
la mejor manera de equivocarse!
Buenas noches,
un saludo de viernes
feliz fin de semana
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