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domingo, 12 de agosto de 2012

Los Enamoramientos - Javier Marías

Ya he dicho varias veces que estoy de un vago exagerado, así que mientras me recompongo y me dan ganas de derramarme en prosa, les dejo este par de extractos que tomé de la novela de Javier Marías "Los Enamoramientos" para que reflexionemos sobre el tema y si se animan me dejen su punto de vista al respecto en los comentarios.


Los Enamoramientos – Javier Marías

“Vamos aprendiendo que lo que nos pareció gravísimo llegará un día en que nos resulte neutro, sólo un hecho, sólo un dato. Que la persona sin la que no podíamos estar y por la que no dormíamos, sin la que no concebíamos nuestra existencia, de cuyas palabras y de cuya presencia dependíamos día tras día, llegará un momento en que ni siquiera nos ocupará un pensamiento, y cuando nos lo ocupe, de tarde en tarde, será para un encogimiento de hombros, y a lo más que alcanzará ese pensamiento será a preguntarse un segundo: “¿Qué se habrá hecho de ella?”, sin preocupación ninguna, sin curiosidad siquiera. ¿Qué nos importa hoy la suerte de nuestra primera novia, cuya llamada o el encuentro con ella esperábamos anhelantemente? ¿Qué nos importa, incluso, la suerte de la penúltima, si hace ya un año que no la vemos? ¿Qué nos importan los amigos del colegio, y los de la Universidad, y los siguientes, pese a que giraran en torno a ellos larguísimos tramos de nuestra existencia que parecían no ir a terminarse nunca? ¿Qué nos importan los que se desgajan, los que se van, los que nos dan la espalda y se apartan, los que dejamos caer y convertimos en invisibles, en meros nombres que sólo recordamos cuando por azar vuelven a alcanzar nuestros oídos, los que se mueren y así nos desertan? No sé, mi madre murió hace veinticinco años, y aunque me siento obligado a que me dé tristeza pensarlo, y hasta me la acabe dando cada vez que lo hago, soy incapaz de recuperar la que sentí entonces, no digamos de llorar como me tocó hacerlo entonces. Ahora es sólo un hecho: mi madre murió hace veinticinco años, y yo soy sin madre desde aquel momento. Es parte de mí, simplemente, es un dato que me configura, entre otros muchos: soy sin madre desde joven, eso es todo o casi todo, lo mismo que soy soltero o que otros son huérfanos desde la infancia, o son hijos únicos, o el pequeño de siete hermanos, o descienden de un militar, o de un médico o de un delincuente, que más da, a la larga todos son datos y nada tiene demasiada importancia, cada cosa que nos sucede o que nos precede cabe en un par de líneas de un relato.”


“Cuando alguien está enamorado, o más precisamente cuando lo está una mujer y además es al principio y el enamoramiento todavía posee el atractivo de la revelación, por lo general somos capaces de interesarnos por cualquier asunto que interese o del que nos hable el que amamos. No solamente de fingirlo para agradarle o para conquistarlo o para asentar nuestra frágil plaza, que también, sino de prestar verdadera atención y dejarnos contagiar de veras por lo que quiera que él sienta y transmita, entusiasmo, aversión, simpatía, temor, preocupación o hasta obsesión. No digamos de acompañarlo en sus reflexiones improvisadas, que son las que más atan y arrastran porque asistimos a su nacimiento y las empujamos, y las vemos desperezarse y vacilar y tropezar. De pronto nos apasionan cosas a las que jamás habíamos dedicado un pensamiento, cogemos insospechadas manías, nos fijamos en detalles que nos habían pasado inadvertidos y que nuestra percepción habría seguido omitiendo hasta el final de nuestros días, centramos nuestras energías en cuestiones que no nos afectan más que vicariamente o por hechizo o contaminación, como si decidiéramos vivir en una pantalla o en un escenario o en el interior de una novela, en un mundo ajeno de ficción que nos absorbe y entretiene más que el nuestro real, el cual dejamos temporalmente en suspenso o en un segundo lugar,  de paso descansamos de él (nada tan tentador como entregarse a otro, aunque sólo sea con la imaginación, y hacer nuestros sus problemas y sumergirnos en su existencia, que al no ser la nuestra ya es más leve por eso). Tal vez sea excesivo expresarlo así, pero nos ponemos inicialmente al servicio de quien nos ha dado por querer, o por lo menos a su disposición, y la mayoría lo hacemos sin malicia, esto es, ignorando que llegará un día, si nos afianzamos y nos sentimos firmes, en que él nos mirará desilusionado y perplejo al comprobar que en realidad nos trae sin cuidado lo que antaño nos sucitaba emoción, que nos aburre lo que nos cuenta sin que él haya variado de temas ni éstos hayan perdido interés. Será sólo que hemos dejado de esforzarnos en nuestro entusiasta querer inaugural, no que fingiéramos y fuéramos falsas desde el primer instante. Con Leopoldo nunca hubo un ápice de ese esfuerzo, porque tampoco lo hubo de ese voluntarioso e ingenuo e incondicional querer; sí en cambio con Diaz-Varela, con quien me volqué intimamente –es decir, con prudencia y sin agobiarlo, ni casi hacérselo notar- pese a saber de antemano que él no podría corresponderme, que él estaba a su vez al servicio de Luisa y que además llevaba por fuerza mucho tiempo esperando su oportunidad.”

8 comentarios:

Gemma dijo...

Sí querida Annie, los enamoramientos son como un brebaje alucinógeno, cuando se te pasa, nunca tienes muy claro si te apetece repetir. El amor debe de ser más tranquilo, más real, más auténtico y sereno, algo que no se pasa así como así porque no es sustancia es materia que forma parte de nosotros hasta el polvo, hasta convertinos en polvo :D

Besos.

Gemma dijo...

Por cierto, la portada de este libro me parece fantástica, preciosísima, irresistible :D

Me lo compré en invierno y me gustaba tenerlo encima de la mesita de noche aunque lo terminé pronto estuvo allí unas cuantas semanas porque esa imagen es lo más bonito que me transmite un enamoramiento, la ilusión, la ilusión que sientes por todo lo que te rodea. La sonrisa de la chica en ese retrovisor rumbo a la aventura es el cánon del enamoriamiento.

Gemma dijo...

Enamora-miento :DDD

Novicia Dalila dijo...

Así, tal cual lo describe, es el enamoramiento en el que todos caemos alguna vez en nuestra vida. Es loco, es sinsentido, es pasional... y es efímero.
Por suerte, como dice Marías, termina siendo un recuerdo puntual que no querríamos revivir. Al menos con la misma persona. Es posible que se repita el sentimiento, pero nunca se repite el objeto de nuestra locura.

Un beso enorme de grande, parcerita.

Annie dijo...

Gemma totalmente de acuerdo contigo, los enamoramientos son como una drogadicción de la que por suerte tarde o temprano nos rehabilitamos. El Amor en cambio es como el medicamento para la presión arterial o la diabetes, que lo debemos tomar hasta la muerte y es lo que nos hace sentir bien y vivir tranquilamente.

Y respecto a la foto de la portada del libro, también coincido contigo, la cara de ella es el no va más del enamoramiento.

Enamora-miento jajajajaja buenísimo!!!!

Besos mágicos

Annie dijo...

Parce por fortuna el objeto de nuestra locura bien llamada "enamoramiento" con el tiempo pasa a ser un hecho puntual, un recuerdo que no hace daño, y a veces, ni siquiera un recuerdo, se diluye de tal manera que se vuelve una NADA absoluta.

Disfrutemos ahora del AMOR, nosotras que somos tan de buenas que nos podemos dar el lujo de tenerlo y disfrutarlo cada día.

Un fuerte abrazo parcerita de mi alma y mi cariño por siempre

Sergio dijo...

Pues qué voy a pensar de lo que dice Javier Marías del que tengo ya muchos debates por internet a mis espaldas y en varios blogs y sobre este libro: que es cierto. Que todo pasa y que el enamoramiento es fugaz. La explicación científica es que la naturaleza no nos permite el enorme gasto energético que supone la pasión: se folla por encima de nuestrs posibilidades, se está despierto más tiempo de lo normal, se piensa sólo para otro y hasta en contra nuestra, no se está para nada y para nadie... Yo además añadiría que los enamorados son un muy pelmazos para los que no lo están y no hablan más que de lo mismo así que aguantarlos toda la vida sería imposible. Luego llega la peor parte para uno, el desamor. Hay un título de un libro que me gustó "TE-DE-JO es JO-DE-TE al revés".
Pero bueno, que me gusta pensar en eso que dice Javier Marías con lo de relativizarlo todo. Hoy algo nos importa mucho. De aquí a un tiempo no sólo no importará, es que nos olvidaremos de ese algo o ese alguien.

Annie dijo...

Sergio se folla cuando se pueda y dónde se pueda... Si yo te contara las maromas que he hecho jajajajaja

Tienes razón sobre todo en lo que dices respecto a que los enamorados son "muy pelmazos para los que no lo están y no hablan más que de lo mismo así que aguantarlos toda la vida sería imposible", de hecho me hiciste acordar de una anécdota que aprovechando el tirón la cuento en mi próximo post.

Besos mágicos cargados de energía positiva