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martes, 28 de septiembre de 2010

Diatriba de amor contra un hombre sentado

"Vas a cumplir medio siglo de vida y todavía no has descubierto que a pesar de los viajes a la luna, a pesar de las seis suites para chelo solo, a pesar de tantas glorias del alma, los seres humanos seguimos siendo iguales a los perros. Todavía soy consciente de cómo me miran los hombres (y algunas mujeres, por supuesto), de cómo me eligen a distancia y se abren paso en la muchedumbre y vienen hacia mí, y me saludan con un beso que a todo el mundo le parece convencional, pero que no siempre lo es. ¡Qué va! La mayoría lo hace sólo para olfatearme, como los perros de la calle, y las mujeres tenemos un instinto para soltarles a unos un olor que les dice que no, y a otros un olor que les dice que sí. Entre la gente que conocemos, aun entre los amigos mas íntimos, cada mujer sabe quienes son los hombres que sí. Es una comunidad unida por un pacto confidencial del cual nunca se habla, y quizás ni se hablará nunca, pero que está ahí, siempre alerta, siempre disponible, por si acaso.

De manera que llegado el día no ha de faltar un hombre que me ame de sobra para despertarme de amor cuando me haga la dormida, para que tumbe la puerta del baño cuando lo esté haciendo esperar demasiado, para que no le asuste ser vampiro en una que otra luna, y que sea capaz de hacerlo donde sea y como sea y no siempre en la cama como los muertos. Que esté preparado para recibir la visita del Espíritu Santo en mitad del almuerzo, y que yo se lo vea en el fulgor de los ojos, y se me quite el hambre con un nudo en la voz, y tapemos los platos para que no se nos enfríe la comida mientras vamos al cuarto y volvemos. Un hombre que no deje de hacerlo conmigo porque se imagina que no quiero, sino que me obligue a querer hacerlo aunque yo no quiera, a todas horas y en cualquier parte, como sea y por donde sea, debajo de los puentes, en las escaleras de incendio, en el retrete de un avión mientras el mundo duerme en medio del Atlántico, y que aun en las tinieblas exteriores o en los finales más ciegos sepa siempre que soy yo la que está con él, y que soy yo y ninguna otra la única que fue mandada a hacer sobre medidas para hacerlo feliz y ser feliz con él hasta la puta muerte”.

8 comentarios:

Sergio dijo...

Siempre se aprende algo interesante por aquí. Este fragmento que seleccionas no está por casualidad, imagino. Parece un deseo femenino más común de lo habitual. Parece una declaraciónd de intenciones o deseos de cualquier mujer a cualquier hombre. Y yo siempre estoy atento a esos mensajes. Nunca están de más. Besos.

Daniel F. dijo...

Tapa los platos....

Annie dijo...

Hou que perspicaz!!!
¿También lees el tarot? jajajaja

Besos brujos

Annie dijo...

Temu ya voy... jajajajaja

Daniel F. dijo...

Vengo a pedir a esta casa que firmen Aqui. Se explica todo en el enlace.

Novicia Dalila dijo...

Me ha encantado Parce. Digo lo mismo que Hou, siempre que vengo por aquí, aprendo algo nuevo, y sobre todo, algo que se refiere al alma, a las pasiones y las miserias humanas... Algo imprescindible para vivir.
Creo que lo voy a copiar y se lo daré a mi hombre en un día señalado. Le va a encantar :D

Un beso muy fuerte, parcerita mía.

Annie dijo...

Temu tomo nota.

Annie dijo...

Parce no estoy muy segura si a mi hombre le gustaría una diatriba de esta clase, pero lo que si tengo claro es que siento que la parte del texto donde dice: "y que aun en las tinieblas exteriores o en los finales más ciegos sepa siempre que soy yo la que está con él, y que soy yo y ninguna otra la única que fue mandada a hacer sobre medidas para hacerlo feliz y ser feliz con él hasta la puta muerte" parece escrita para nosotros.

Te quiero mucho parcerita y gracias por brindarme tu amistad.