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lunes, 6 de febrero de 2012

La Espera

Todo el mundo se fue. Queda ella y los señores de al lado. Dos viejitos ensimismados, que ya acabaron sus energías en los veranos de hace más de quince años. Ella los mira. Se acuerda de la viejita de la que su mamá habla tantas veces. Siempre que le preguntaba que qué hacía en la ventana, la viejita le decía que esperando la muerte. Sí, a esa edad y a esas arrugas no hay de otra que esperar la parca sentada al lado de uno, estirando la vaina esa para llevárselo con ella.
Uno, a esa edad, debe tener ganas de gritarle a la muerte, que por favor, que se lo suplico, que de rodillas y todo, le corte la cabeza y no deje más títeres con cabeza. ‘Oh muerte querida, ¡llévame!, ¡llévame’!, gritos desesperados y uno agarrado a la pata de la muerte para que no se vaya sin uno. Ella mira a los viejitos y piensa en la muerte. Es que ya deberían morirse, pegarse a los pies de la parca esa, suplicarle. Eso piensa ella, que le tiene miedo a la vejez, al alzheimer, a perder con los años la libertad de ir al baño por sí misma, la capacidad de pensar, de montarse a un taxi, de gritar que ella puede, sin que nadie le ayude. Ha pensado tantas veces en la vejez, que prefiere la muerte. Por supuesto que hay viejos más jóvenes que los mismos jóvenes. Esos tienen derecho a vivir tantos años como les de la gana. Los otros no. Los otros tienen derecho a morir, porque a esas alturas han perdido toda capacidad de reconocerse y de decidir, incluso, si se pueden morir. Ha pensado tantas veces en la vejez, que está por apuntarse al club de suicidas que le proponía el profesor hace tiempo. Sería chistosísimo. Un club de suicidas para viejos que ya se quieren morir. Porque la muerte no puede ser tan indiferente cuando no hay nada más que hacer con el cuerpo, con la cabeza y con el tiempo. Cuando el infierno llega antes de tiempo.

6 comentarios:

Dr.Mikel dijo...

Cuando uno pierde la dignidad, el orgullo, su propio cuerpo, las ideas se disipan y la mente oscure. Tendriamos que ser capaces de saber llamar a la muerte para que se nos llevase tranquila y placidamente.
Seria necesario poder elegir, y que cada cual pudiese programar su propia eutanasia si asi lo quisiese como una opción intima y personal.
(Un médico del seguro)

Anónimo dijo...

Houellebecq dijo...
Nunca había pensado en una vejez tan profunda que realmente no se quiera vivir más pero desde luego esa edad es la única que hace buena a la muerte. La mayor ventaja de morir de viejo debe ser, imagino, lo de irse en paz y hasta durmiendo. A mí la muerte en sí no me preocupa. Sólo el dolor que pueda tener antes de morirme. Lo de desconectarme ya lo hago cada noche cuando duermo y tampoco se está tan mal siendo nada. Bueno, este post da para mucho. Besos

Annie dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Doc.
Si en mis manos estuviera la planearía con fecha, hora y lugar para que me llevara bien arreglada con pedicura y manicura impecables; cepillada y depilada, mejor dicho, que mi paso al otro lado me coja con todos los juguetes!!!! Presumida que es una jajajajajaja

Besos mágicos

Annie dijo...

Hou me pasa como a ti, a mí no me preocupa la muerte, me da miedo morir con dolor.
Pero lo que si me da terror es envejecer mal, es decir, con alzheimer, o sola, eso si me paraliza de solo pensarlo...

Antes, cuando estaba joven pensaba suicidarme cuando cumpliera los 40. Después mis circunstancias cambiaron y ya lo he ido postergando, ahora voy por los 65. Ya veremos cuando llegue allá...

Besos mágicos

Geraldine, dijo...

saber la fecha de la muerte....mmmm...sería algo desesperante...ahora elegir morir con dignidad es otra cosa y eso depende de qué vas a dejar atrás, desprenderse de los afectos en una despedida para siempre debe ser lo difícil, después la muerte en sí yo la veo como algo intrigante por descubrir....yo, justamente con mi alma gótica no la veo como una tragedia....

Annie dijo...

Geraldine ahora que lo planteas me pusiste a pensar y si, estoy de acuerdo contigo, se me fue la mano en eso de programar fecha y hora, pero es que como ya dije, soy tan presumida que me horroriza pensar que la muerte me sorprenda desarreglada jajajajajaja

Bromas aparte, mi miedo es al dolor y a envejecer mal, no a la muerte como tal, pues creo que es un proceso de la vida misma.

Besitos mágicos preciosa